Yoga y Meditación: Gabriela Binello!
Meditar: un viaje de “lo burdo” a “lo sutil” Para muchas personas, meditar significa “respirar de una manera” muy exótica o extensa. En muchos casos, la meditación se asocia con permanecer quietos durante horas en una misma posición (desde esta perspectiva, si es la posición de loto –padmasana- mucho mejor). Desde aquí, intentamos explicar sintéticamente lo que significa meditar, basándonos en una de las fuentes principales de esta definición: los Yoga Sutras de Patánjali. A su vez, intentamos aclarar que existen diferentes pasos o etapas hasta llegar a cierta experiencia de meditación. También describimos la utilidad de las prácticas grupales para meditar.
¿Qué es meditar? Meditar es establecer una conexión profunda y fluida con un objeto (físico o abstracto; material o conceptual; burdo o sutil). En otro nivel, meditar es establecer una conexión profunda prescindiendo de cualquier objeto. En este artículo, nos referiremos siempre a meditar utilizando un objeto. Cuando hablamos de meditación, la conexión entre el meditador y el objeto es tal que las cualidades de ese objeto comienzan a despertarse en la persona que medita. Para poner un ejemplo, si medito durante mucho tiempo visualizando una flor, es probable que las cualidades del objeto “flor” comiencen a revelarse en mi vida. En algún punto, es tan simple como cuando nos asociamos con cierto tipo de entornos por mucho tiempo y asumimos cualidades o características de ese entorno. En otro punto es algo complejo ya que nuestra mente actual está acostumbrada a saltar de un pensamiento a otro así como se ve afectada por múltiples estímulos externos. ¿Se puede aprender a meditar? Es bastante improbable que me disponga a meditar y simplemente “suceda” tal o cual conexión (no lo descartamos pero, suele ser difícil en nuestra vida moderna). Sin embargo, es más simple experimentar diferentes pasos o estadios que nos van conduciendo a la meditación. La primera expresión de la meditación se manifiesta cuando podemos enfocarnos en algo, sin que nada nos distraiga (ni siquiera el flujo habitual de nuestros pensamientos). Aprender a meditar es posible y, como toda práctica, se “establece” cuando la sostenemos en el tiempo y de manera regular. ¿Qué rol cumple el profesor en la meditación? ¿Es necesario meditar con alguien o solo? Como dijimos, la meditación es un vínculo entre una persona y un objeto. Esto implica que la meditación en sí es un acto completamente único a cada ser humano (nadie puede meditar por mí, nadie puede asegurarme que vaya a meditar). Sin embargo y como ya dijimos, no siempre es posible meditar solos de entrada. Entonces, en las prácticas meditativas el profesor guía a los alumnos a través de diferentes pasos y utilizando diferentes herramientas para facilitar esa conexión. Es interesante comprender que el profesor guía hasta un determinado punto. Luego la meditación, esa conexión profunda y única entre el meditador y su objeto, puede suceder o no. ¿Puedo ir a una práctica de meditación si nunca medité? ¿Qué pasa si quiero meditar pero no puedo quedarme quieto? Siempre aprendemos desde lo “más burdo” a lo “más sutil”. Justamente, lo que se trabaja en las prácticas meditativas es ir conectando lenta y gradualmente con el foco en cuestión. Esto implica la utilización de diferentes herramientas y técnicas que nos ayudan a aquietar nuestro cuerpo y nuestra mente para acceder a una conexión real. Con esto decimos: las prácticas meditativas, en un comienzo, involucran posturas y secuencias suaves, así como respiraciones o utilización de sonidos que nos ordenan y enfocan. La combinación de estas herramientas nos prepara para la quietud física y mental –requisitos básicos de la meditación. ¿Qué beneficios trae meditar? Los beneficios de la meditación también se van manifestando en diferentes intensidades y niveles, como los pasos mismos de ese proceso. Entre ellos, podemos decir las prácticas meditativas: -Calman la mente, aquietan el flujo incesante de pensamientos.
-Van “limpiando” gradualmente nuestra mente de pensamientos y patrones negativos. -Nos enseñan a despegar gradualmente de las urgencias de los sentidos. Por lo tanto, percibimos mejor y más claramente. -Enfocan nuestra mente y, ese “ejercicio”, nos permite mejorar nuestra concentración y foco en general. -Nos van acercando a pensamientos y cualidades positivas (más allá de la afinidad con tal o cual elemento, buscamos que los focos de meditación sean siempre positivos). Nos revelan y conectan con nuestra esencia, con nuestra propia naturaleza. En este sentido, nos brindan claridad, fortaleza y paz.
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